La historia ocurrió hace mucho, mucho tiempo. Cerca de la ciudad de Barcelona, y en una casa de campo que se llamaba "El Farell", vivía un labrador muy alto y muy grande. Tenia mucha fuerza: por eso todos le llamaban "el gigante".
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información