"Aníbal ha muerto. Tres palabras y una mirada, la mirada del soldado, del
centurión, directamente a sus ojos. Acababa de recibir la noticia de la muerte
del hombre que juró odio eterno a Roma y que no había permitido que los
soldados le detuviesen, el más brillante de todos los caudillos que la historia
había parido, que había preferido tomar el veneno mortal y abandonar este mundo
antes que caer en manos de su enemigo secular y padecer la vergüenza de un
juicio, de la prisión y, seguramente, de una ejecución ignominiosa e impropia
de quien ha luchado con valor."
En la Roma de los primeros tiempos, las mujeres no tenían ningún derecho: eran
consideradas como una propiedad, y el matrimonio era tan sólo un contrato para
tener hijos. Aún así, en la vida privada, la mujer se convirtió en un apoyo del
hombre y en elcentro de un poder silencioso y secreto que influía en las
grandes decisiones.
Esta es la historia de Ariadna, una mujer de ojos oscuros y misteriosos como
la noche, y de Sinesio, el filósofo capaz de leer en los ojos y desnudar las
almas y que descubrió que Ariadna guardaba en su interior todo un universo,
oculto tras el misterio de su mirada.
Una historia en la que el amor con mayúsculas ocupa un lugar preponderante, en
la que Roma perdió cuatro batallas consecutivas contra Aníbal a causa de unos
ojos y en la que se recuperó gracias a un amor limpio y puro.
Es también la historia en la que el joven Publio Cornelio Escipión, que se
convertiría en el más grande de los generales romanos, aprendió que los ojos
son la puerta que nos permete asomarnos al alma y atrapar los sentimientos.
El nombre de Aníbal ha pasado a la historia de la mano de los elefantes, pero,
una vez leída esta novela, quizá nos olvidemos de los elefantes y pensaremos
más en los sentimientos y en los ojos. Unos ojos realmente enamorados.
